Tuesday, 3 February 2009

Flannery O'Connor, Writing Short Stories. Parte 1.

Porque no se encuentran en internet versiones completas en español, porque no se encuentran ni siquiera en inglés, y porque las versiones parciales que hay en español son menos que resúmenes y tienen bastantes errores —y porque Vontrier me lo pidió—, traduje completo el ensayo Writing Short Stories, de Flannery O’Connor. Tuve que arrancarle al Google Books el texto en inglés página por página, cuando tenía suerte, y si no, frase por frase, y aún palabras sueltas. Ni hablar de las cartas. Porque también habrá cartas.

Al leer Writing Short Stories, hay que recordar que Flannery O’Connor habla a un auditorio. El ensayo tiene su origen en la charla que dio O'Connor en una reunión de escritores llamada «Southern Writers’ Conference», en 1957.

Tal denominación era exagerada. Según cuenta O'Connor en sus cartas, se trataba de un grupo de 40 o 50 "Penwomen. Nothing but penwomen!". En español uno diría escribidoras o, acaso, literatas, que suena menos raro y admite también el matiz desdeñoso. Escritoras aficionadas, pero con presunciones.

Unos días antes de dar su charla, O’Connor había recibido una serie de cuentos de los participantes de la Conferencia. Estos son los siete cuentos a los que se refiere O’Connor en varias ocasiones. Se esperaba que incluyera en su charla comentarios que pudiesen resultar útiles a los escritores. No dejaba de ser una especie de taller literario.


En las cartas queda claro que el ambiente de la Conferencia y lo que pasaba en las sesiones tenían mucho de ridículo o de inocente sátira. Todo eso es verosímil. Una famosa novela, escrita en Nueva Orleáns por esa época, cuenta cosas parecidas. Que no resulte extraño, tampoco, que O'Connor se refiera a una granjera diciendo que era vecina suya. En 1951, con un diagnóstico médico adverso, O'Connor se fue a vivir al campo. Allí se apasionó por la cría de pavos reales.

Con molesta insistencia (supongo), he interrumpido el texto del ensayo para intercalar algún comentario, alguna referencia a las cartas o citas de otros autores. Estas interrupciones están señaladas con una llamada entre corchetes. Las más breves figuran dentro del mismo texto, las más largas y laterales deben buscarse al final de cada post, donde también estarán las páginas en inglés del ensayo. Si alguien detecta o meramente sospecha algún error, por favor avise.

Mención especial para un grupo de sitios de internet que han multiplicado a la unánime Flannery O'Connor promoviéndola a dupla: Flamer y O'Connor. Se adivina que esta dualidad engendrará, en un futuro mejor y más democrático, la alternativa "Flamer y/o Connor": porque elegir está bueno.



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Writing Short Stories (I)

He oído decir que el cuento es uno de los géneros literarios más difíciles, y siempre me he intrigado saber por qué la gente siente así de lo que para mí es la forma más natural y propia de la expresión humana. Lejos de verla como una operación complicada, uno crece desde niño oyendo y contando cuentos. Yo sospecho que la mayoría de ustedes ha estado toda su vida contando cuentos, y sin embargo han venido hasta aquí para averiguar cómo hacerlo.

Pues bien, la semana pasada, una vez listas varias de las serenas consideraciones que pensaba hacer hoy aquí, aquel estado de tranquilidad se vio severamente alterado cuando recibí para leer de ustedes siete manuscritos.

Después de esta experiencia, ya no tuve dificultad en admitir, no que el cuento es uno de los géneros literarios más difíciles, pero sí que para algunos es más difícil que para otros.

Aún sigo pensando que la mayoría de la gente nace con algún tipo de habilidad para contar historias, pero que esta habilidad se pierde en el camino. Es claro que la habilidad de crear vida con palabras es, esencialmente, un don. Si uno nace teniéndolo, puede perfeccionarlo, pero si no, conviene olvidarse del asunto.

Sin embargo, he llegado a creer, que con frecuencia, es la gente que no tiene este don la que más empecinada está en escribir cuentos. Cierto o no, de lo que sí estoy segura es de que son ellos los que escriben los libros y los artículos de revista acerca de cómo escribir cuentos. Tengo una amiga que está haciendo un curso por correspondencia sobre este tema y me ha pasado los títulos de algunos capítulos. Los hay tales como “La Fórmula del Cuento para Escritores”, “Cómo Crear Personajes”, “¡Tramemos Algo!”. Este género de corrupción le cuesta a ella 27 dólares [1].
[1] El párrafo anterior no figura en uno de los libros que usé con el texto en inglés. El libro tiene, un poco más atrás, un capítulo sobre “Cómo Crear Personajes”.

Me parece a mí que discutir la escritura de un cuento en términos de trama, personajes y tema es como tratar de describir la expresión de una cara señalando dónde están los ojos, la nariz y la boca. He oído decir a algunos estudiantes: «Soy muy bueno con los argumentos, pero no puedo hacer nada con los personajes», o «Tengo este tema pero ningún argumento para usarlo». Y una vez escuché decir: «Tengo la historia pero nada de técnica».

A todos ellos les gusta sacar a relucir la palabra “técnica”. Hablé una vez en un club de escritores, y durante la sesión de preguntas una buena señora me preguntó: «¿Podría darme la técnica para escribir un cuento del tipo cuadro dentro de un cuadro?». Tuve que admitir que mi ignorancia llegaba al punto de no saber de qué me estaba hablando, pero esta buena mujer me aseguró que tal tipo de cuento existía, puesto que ella había entrado a un concurso para escribir uno y el premio era de 50 dólares [2].
[2] Explicación o comentario de los dos párrafos anteriores es el cuento The crop (1946), de rápida y agradable lectura. Aquí hay una traducción al español: "La cosecha", cuya única distracción parecen ser unos anómalos gorros de cocinero policromados, four-color tints of French bakers in mushroom-looking hats. El cuento en inglés aquí.

Pero, prescindiendo de la gente que no tiene ningún talento para el cuento, hay quienes tienen el talento pero andan como extraviados porque no saben en realidad qué cosa es un cuento.

Supongo que las cosas más obvias son las que más resisten una definición. Todo el mundo cree saber qué es un cuento. Pero si uno le pide a un estudiante, que recién empieza, que escriba un cuento, se expone uno a recibir casi cualquier cosa: una evocación, un episodio, una opinión, una anécdota. Cualquier cosa menos un cuento. Un cuento es el desarrollo completo de una acción dramática. En los buenos cuentos, los personajes son mostrados a través de la acción y la acción es gobernada por medio de los personajes. Y, como resultado de todos los hechos presentados, surge un significado. Yo, por mi parte [3], prefiero decir que un cuento es un hecho dramático que involucra a una persona, por el hecho de ser una persona y por el hecho de ser una persona en particular. Es decir, por participar de la condición humana en general y de una situación humana específica. Los cuentos siempre tratan, de una manera dramática, acerca del misterio de la personalidad [4].
[4] «[...] lo más importante y misterioso que hay en el mundo es el hombre. Nos fascinan los cuentos, pero más nos fascinan las personas. Echar al mundo una persona inventada, que parezca verdadera, y que de buena ley sea querible parece la más alta tarea», en Borges, de Adolfo Bioy Casares, entrada del día 21 de febrero de 1964. En la frase Nos fascinan los cuentos, pero más nos fascinan las personas, Bioy Casares hablaba, probablemente, bajo el influjo de Shaw: «Los cuentos son interesantes; la revelación de una personalidad puesta en acción es muchísimo más interesante [...]» (G. B. Shaw, en Table Talk. Google Books).

Una vez le presté unos cuentos a una granjera vecina mía, y al devolvérmelos me dijo: «Pues bien, estos cuentos muestran lo que alguna gente haría». Me dije a mí misma que mi vecina tenía razón, que cuando uno escribe cuentos, su más inmediata aspiración debe limitarse a eso: a mostrar lo que cierta gente hará, y hará a pesar de todo.

Ahora bien, éste es un punto de partida bastante humilde, y la mayoría de los creen tener ganas de escribir cuentos no sienten ninguna inclinación a empezar por ahí. Esta gente quiere escribir acerca de conflictos, no de personas; o acerca de temas abstractos, no de situaciones concretas. Tienen una idea, o sienten determinada cosa, o su ego los supera, o quieren SER UN ESCRITOR, o quieren transmitir su sabiduría al mundo en formas tan simples que el mundo sea capaz de asimilarla. En todo caso, no tienen un cuento que contar, y si lo tuvieran no sentirían el menor deseo de escribirlo. Y sin un cuento que escribir, se arrojan a la búsqueda de una teoría o de una fórmula o de una técnica.

Esto, ciertamente, no quiere decir que al escribir un cuento deba uno olvidarse o renunciar a sus ideas morales. Las creencias personales serán la luz que ilumine lo que uno vea, pero ni son ellas lo que uno ve, ni sustituyen el acto de ver en sí mismo. Para el escritor de ficción, el ojo es la medida de todas las cosas, y es el ojo, en definitiva, el asiento de la personalidad y de aquella porción del mundo que ésta es capaz de abarcar. En el ojo reside la capacidad de juzgar. El juicio se origina en el acto de ver, y cuando el juicio surge como algo separado de la visión, el mismo estado de confusión que aparece en la mente se transmite al cuento.
(Continuará.)



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Notas:

[3] Me pareció extraña, y por eso la marqué, la contraposición implicada, y nunca satisfecha, en la cláusula «Yo, por mi parte, prefiero decir…». ¿Cómo? ¿Quién dijo entonces lo anterior? ¿No fue también Flannery O’Connor? Compárese el comienzo del párrafo, cuando dice
Un cuento es el desarrollo completo de una acción dramática [...] los personajes son mostrados a través de la acción y la acción es gobernada por medio de los personajes. Y, como resultado de todos los hechos presentados, surge un significado.
con esta otra definición
Es pues la tragedia imitación de una acción esforzada y completa […] actuando los personajes y no mediante relato, y que mediante compasión y temor lleva a cabo la purgación de tales afecciones.
La segunda definición es la de Aristóteles en su Poética. La similitud entre los dos pasajes anteriores (sobre todo el extraño énfasis en lo de acción o desarrollo completo) me hace pensar que la definición clásica del cuento es la otra parte a la que O'Connor contesta con ese "Yo, por mi parte". Me da la impresión de que falta algo en el texto de O’Connor, algo que no fue recogido ni siquiera en las versiones publicadas del ensayo; algo de este estilo: “Según la definición clásica, un cuento es el desarrollo completo etc.”

Curiosamente, fue esta falsa discontinuidad en el texto publicado lo que me hizo sospechar que las versiones en español estaban incompletas. Curiosamente, digo, porque a partir de ese falso indicio vi confirmado algo que, en definitiva, era cierto. Investigado por el asesinato de A, del cual resulta inocente, el asesino es encontrado culpable de haber matado a B, a C a D y a F.


Como en el caso anterior, durante toda la traducción me sorprendió encontrar ideas o frases expresadas casi con las mismas palabras por otros autores. (Se verá que "otros" tiene una extensión acotada.) Algunas, bueno, no hay muchas maneras de decirlas y la coincidencia es inevitable, pero otras no tanto. Doy dos ejemplos, el primero sacado del mismo párrafo anterior:
Dice O'Connor: "En los buenos cuentos, los personajes son mostrados a través de la acción y la acción es gobernada por medio de los personajes."

Dice Borges: "...en cualquier forma de ficción, hasta en una anécdota, comprobamos que los caracteres existen en función de los hechos, y los hechos en función de los caracteres." ("Textos Recobrados 1931-1955", La última invención de Hugh Walpole, 1943.)
Esa idea no es, después de todo, tan extraña. Más me asombró encontrar el énfasis que se repite en el siguiente ejemplo, tomado de uno de los pasajes no incluido en este post:
Dice O'Connor: "No hay nada más de la personalidad del [personaje] que pueda ser mostrado con este drama particular."

Dice Borges: "...el Quijote —lenta presentación total de una gran persona, a través de muchísimas aventuras..." ("Textos Recobrados 1931-1955", Una sentencia del Quijote, 1933.)
Un énfasis que se repite a lo largo de todo el ensayo, el de la exposición completa de una personalidad: una idea que no se me hubiera ocurrido formular y con la que no esperaba cruzarme dos veces en tan poco tiempo.  [Volver arriba.]








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Primeras 2 páginas en inglés (en esta edición falta un fragmento)



Aquí abajo está el fragmento faltante:

Then last week, after I had written down some of these serene thoughts to use here today, my calm was shattered when I was sent seven of your manuscripts to read.|| After this experience, I found myself ready to admit, if not that the short story is one of the most difficult literary forms, at least that it is more difficult for some than for others.|| I still suspect that most people start out with some kind of ability to tell a story but that it gets lost along the way. Of course, the ability to create life with words is essentially a gift. If you have it in the first place, you can develop it, if you don't have it, you might as well forget it.|| But I have found that people who don't have it are frequently the ones hell-bent on writing stories. I'm sure anyway that they are the ones who write the books and the magazine articles on how-to-write-short-stories. I have a friend who is taking a correspondence course in this subject, and she has passed a few of the chapter headings on to me— such as "The Story Formula for Writers," "How to Create Characters," "Let's Plot!" This form of corruption is costing her twenty-seven dollars.|| I feel that discussing story-writing in terms of plot, character, and theme is like trying to describe the expression on a face by on a face by saying where the eyes, nose, and mouth are. I've heard students say, "I'm very good with plot, but I can't do a thing with character," or, "I have this theme but I don't have a plot for it," and once I heard one say, "I've got the story but I don't have any technique".|| Technique is a word they all trot out. I talked to a writers' club once, and during the question time, one good soul said, "Will you give me the technique for the frame-within-a-frame short story?". I had to admit I was so ignorant I didn't even know what that was, but she assured me there was such a thing because she had entered a contest to write one and the prize was fifty dollars.|| But setting aside the people who have no talent for it, there are others who do have the talent but who flounder around because they don't really know what a story is.

En 1951, diagnosticada de lupus, mal hereditario, Flannery O’Connor se fue a vivir
a la granja de la foto. La granja también era hereditaria (foto: Southern Spaces).


*La foto de la ventana es también de la granja de O'Connor, tomada de Southern Spaces. La foto del banco con niños (click para verla completa) es de Shorpy.com. Si alguno sintió curiosidad por saber a qué equivalen hoy los 27 y los 50 dólares mencionados en el texto, debe multiplicar por 10 esas cantidades.

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